Los imprescindibles e invisibles sepultureros

Texto: Amapola Periodismo

Fotografía: Franyeli García

31 de octubre del 2020

Chilpancingo 

 

El oficio de sepulturero es para muy pocas personas. Sólo para quienes no temen a la muerte.

 

Este es el caso de Francisco, Silvestre, Gabriel y Víctor Manuel. Los cuatro son sepultureros en el panteón central de Chilpancingo.

 

 

Han sido sepultureros tantos años que cultivaron una relación estrecha con la muerte. La parte más difícil de su trabajo son las exhumaciones.

 

“Lo que vemos es demasiado impactante. He visto cadáveres enteros y llenos de gusanos. Algunos de esos espíritus que perturbamos no dejan dormir por las noches. Sientes que se te sube el muerto”, cuenta Víctor Manuel.

 

 

Amapola. Periodismo transgresor los acompañó a una exhumación. Interrumpieron a los muertos de su reposo eterno para construir nichos para una familia.

 

Las inhumaciones, los entierros de las personas fallecidas, es una labor más llevadera. “Le pedimos permiso al muerto para que su cuerpo y su espíritu se relajen y sea más fácil la labor”, agrega.

 

 

Los sepultureros contaron que su oficio ha pasado de padres a hijos. Son trabajadores independientes al panteón, aunque la administración les avisa cuando hay trabajo. No cuentan con seguro médico o alguna otra prestación.

 

 

“Este trabajo es de mucho riesgo. Excavamos tumbas profundas y a veces nos han ocurrido accidentes y hemos quedado semienterrados por el derrumbe de la tierra que vamos sacando”, contaron Francisco y Silvestre.

 

 

“También corremos el riesgo de que nos piquen alacranes, tarántulas o ciempiés, a algunos ya les han picado y han ido a dar al hospital”, agregó Gabriel.

 

 

Cuentan que la Covid-19 los golpeó intensamente. Disminuyó el trabajo de albañilería y de sepultureros pues a la mayoría de las personas fallecidas en esta pandemia los incineraron.