Leodegario Aguilera Lucas

Este perfil fue elaborado por Reporteras en Guardia, un colectivo independiente y sin filiación política conformado por más de 100 periodistas, editoras y realizadoras de 24 estados de México y de su capital, entre ellos Guerrero, con la finalidad de realizar las historias de las y los periodistas asesinados y desaparecidos del año 2000 mil al 2019.


 

Texto: Hercilia Castro / Reporteras en Guardia

22 de agosto del 2019

 

Tenexpa, 1943-Pie de la Cuesta, 2004
Desaparecido.

Ningún detenido.

La desaparición de Leodegario Aguilera se debió a los casos de corrupción que investigaba para la revista Mundo Político, asegura su hermana Ernestina. Desde hace 14 años, cuando el periodista fue secuestrado por un grupo de hombres armados en su casa de Acapulco, ha exigido, incansable, que se siga esta línea de investigación.

La hipótesis ha sido ignorada por la Fiscalía del Estado de Guerrero, que mantiene abierta la averiguación previa TAB/JAR/078/2004 sin ningún avance en las pesquisas.

Ernestina me espera en su casa, donde tiene un pequeño local en el que vende agua alcalina. Fue editora de la revista Axioma y ahora se dedica a la medicina alternativa. Cuenta que, hasta hace unos meses, vivía como si estuviera fuera de la realidad. La desaparición de su hermano es un duelo que no se cierra.

Leodegario era el editor de la revista mensual Mundo Político; también se encargaba de su distribución en los estados de Guerrero, Morelos, Puebla, Hidalgo, Estado de México, Querétaro y la Ciudad de México.

El 22 de agosto de 2004 fue secuestrado alrededor de la una y media de la madrugada de su casa en el hotel Fiesta del Mar, ubicado en el kilómetro 10 de la carretera Acapulco-Zihuatanejo, en Pie de la Cuesta. La única testigo fue su pareja, Rosina Velázquez.

El último texto que Leodegario publicó en Mundo Político fue una crítica al entonces gobernador de Guerrero, el priista René Juárez Cisneros, al que acusó de encabezar un gobierno de simulación, contrario al interés de la mayoría de la población.

“Llega a su cuarto informe de gobierno arrastrando una larga cadena de compromisos incumplidos. También una sarta de mentiras que deja en entredicho su capacidad, voluntad y vocación de servir. No sabemos si el incumplimiento es por no saber, o por no poder hacerlo”, señala en la columna.

Leodegario publicó varios reportajes que tenían como blanco la corrupción en la administración de Juárez Cisneros. Lo acusó de haberse enriquecido con dinero del erario público, denunció el fracaso de proyectos como la aeropista de Huamuxtitlán —que debía dar servicio a indígenas de La Montaña— y la falta de transparencia en la licitación de obras públicas. También lo responsabilizó de la expropiación de predios ejidales en Playa Bonfil, y de avalar que los antiguos propietarios de Punta Diamante, la mayoría campesinos, fueran despojados de sus tierras. Días antes de su desaparición había viajado a Cuernavaca para tomar fotos del hotel El Madrigal, del que se decía era socio el hoy exgobernador.

Ulises Domínguez Mariano, director del periódico Trinchera, considera que Leodegario era un periodista hábil, pero también dispuesto a hacer convenios de publicidad para mantener a Mundo Político.

“Lo voy a decir: manejaba mucha publicidad. Eso es disfrazar el periodismo, lo ven como una forma de obtener ingresos”, señala. “Era un periodista crítico, que manejaba grandes temas, pero a la vez hacía convenios con el gobierno del estado y con el congreso”.

El periodista recuerda que se llegó a responsabilizar al secretario de Gobierno en esa época, Luis León Aponte, de la desaparición de Leodegario, debido a que poco antes de que ocurriera habían discutido en Chilpancingo.

“Era un buen amigo, muy solidario, un buen padre. Tuvo hijos con su primera mujer y dos hijas con la segunda, era cariñoso y responsable”, asegura Domínguez Mariano.

Fueron periodistas los que organizaron las primeras protestas para exigir a las autoridades la aparición con vida de Leodegario, señala. Pero desde que regresó de Estados Unidos, poco tiempo después del secuestro, Ernestina encabeza las acciones para localizar a su hermano.

El 8 de septiembre de 2004, el titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Jesús Ramírez Guerrero, aseguró que habían encontrado los restos de Leodegario en Playa Mimosa, en la zona de Pie de la Cuesta, y presentó a sus homicidas: Alfonso Noel Vargas Baños, Juan Carlos Salinas Moreno y Alberto Cárdenas Flores.

“Desde el primer momento en que comparecieron ante los medios, yo les dije a los compañeros que eran chivos expiatorios”, recuerda Ernestina. Los detenidos habrían sido liberados por falta de pruebas en 2013, según declaró al periódico El Sur de Guerrero.

El procurador estatal dijo que la causa del crimen había sido la disputa por un terreno colindante con el hotel de Leodegario. Un peritaje posterior de la Procuraduría General de la República determinó que los huesos calcinados pertenecían a un animal.

Rosina, la pareja del periodista, afirmó a El Sur que, tras el secuestro, la llamaron para exigirle un millón de pesos como rescate, después le pidieron 15 mil pesos, y finalmente le preguntaron cuánto dinero tenía. “Que se comuniquen (esas personas)”, urgió, “porque de antemano les digo que Leodegario no tenía dinero. Vivíamos al día de lo que ganaba; poco a poco se iba construyendo el negocio (del hotel)”.

La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Coddehum) de Guerrero emitió en el segundo aniversario de la desaparición la recomendación 19/2006, en la que establece que, en el caso de Leodegario, el gobierno de Juárez Cisneros incurrió en “denegación de justicia, ejercicio indebido de la función pública e irregularidades”.

Recomendó ampliar la investigación a otros sospechosos señalados por Rosina, como un agente de inteligencia militar identificado por miembros de la Policía Investigadora Ministerial en una fotografía, según publicó El Sur.

Desde el secuestro de Leodegario, su casa permanece abandonada. Ernestina denuncia que, con apoyo de la comisaría ejidal de Pie de la Cuesta, ha habido intentos por apropiarse de una parte del terreno.

Para la hermana del periodista es evidente que son los hilos oscuros de la política y el poder los que han urdido que no haya justicia para Leodegario.

 

 

 

 

 

 

Este trabajo fue elaborado por el equipo de Reporteras en Guardia y lo reproducimos con su autorización